Biodiversidad es un término aplicado en ecología que refiere a toda la variabilidad que existe en un ecosistema. Es decir, no sólo es el número de especies existentes, de todos los niveles desde bacteria hasta plantas y animales, sino que también contabiliza la variabilidad intra-especie (dentro de la misma especie), y entre distintos ecosistemas, y las relaciones que existen dentro de ellos. Dentro de la biodiversidad también se contabiliza la variabilidad genética existente.
Por tanto, se pueden definir 3 niveles: diversidad genética, diversidad de especies y diversidad de espacios.
La biodiversidad desempeña un papel fundamental en los ecosistemas y en la vida de los seres humanos. Por un lado, nos proveen de los recursos básicos que aseguran nuestra supervivencia, como son alimentos, medicamentos, materias primas y energía; por otro lado, nos proporciona servicios, como son la purificación del aire, control de la erosión, regulación del agua y del clima, el control de las plagas y la contaminación… Además, cumple un rol esencial en el funcionamiento de los sistemas, en el ciclo de los nutrientes, en el ciclo del agua, la polinización de las plantas, la formación y retención del suelo, etc.
La desaparición o la disminución de la biodiversidad en los ecosistemas tiene un impacto muy alto, y que en cierto rango puede significar el deterioro irreversible de un sistema natural. Los impactos son múltiples para las poblaciones humanas, y por citar algunos, relacionados precisamente con los servicios que presta, tenemos el aumento de la vulnerabilidad ante los desastres, el aumento de enfermedades infecciosas, la disminución de la calidad y cantidad del recurso hídrico, la disminución en la diversidad de los cultivos que pone en peligro nuestra seguridad alimentaria, y la pérdida de potencial en la creación de medicamentos y otros compuestos.
Ejemplo del avión o coche que se le van quitando tornillos y tuercas: